Joaquín Estefanía / El País
Mientras se extinguía poco a poco Adolfo Suárez, el primer presidente de
la democracia, centenares de miles de personas se manifestaban en
Madrid reivindicando su dignidad y contra la política económica del
Gobierno, incapaz de dar una salida, en el corto y en el medio plazo al
menos (a largo plazo todos muertos, decía Keynes) a los problemas de la
gente: paro, empobrecimiento, reducción de la protección social,
mortandad de empresas, y que potencia brutalmente la dualidad
tradicional de la sociedad española.
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