Rolando Cordera Campos - Periódico La Jornada
Parece volverse epidemia, pero de la negación al autoengaño no hay más que un paso. Y me temo que nuestros gobernantes están por darlo o de plano ya lo dieron.
Contra las minicelebraciones a que se dan los responsables de la conducción económica nacional, incluida la Presidenta de la República, el punto es que no crecemos lo mínimo suficiente y así la sociedad carente aumenta, reciba o no alguna de las prebendas o prerrogativas en que se ha focalizado la política social del gobierno.
A esta especie de carencia multitudinaria se unen obstáculos de todo tipo. Éstos van desde la volatilidad e incertidumbre del entorno, y sobre los cuales no tenemos el menor control, a la baja inversión física y productiva, pública y privada (potenciada por el nerviosismo de los capitales y las violencias cotidianas, así como por el espectro del déficit y la deuda) con el consecuente mercado laboral desigual y acentuadamente heterogéneo, poblado de informalidad y precario.

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