José Blanco / La Jornada
La ciencia es una aproximación
constante a la realidad, como el arte. No hay aquí un conjunto de
verdades, sino de hipótesis plausibles que algunas veces resultan
falsas. La belleza de la ciencia, como la del arte, es que no llegamos
nunca a captar esa realidad, aunque nos acercarnos continuamente a ella.
Este pensamiento avanza, a veces con dificultades indecibles, sabiendo
que no existe estación de llegada. En veces este pensamiento da saltos
espectaculares que llenan de alegría a quienes tienen el privilegio de
vivir inmersos en estos procesos. Pero, hasta donde sabemos, la
estación de llegadasigue tan
lejoscomo siempre. Así es la existencia humana.
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