Josep M. Vallés / El País
La tesis de Acemoglu y
Johnson sobre el “fracaso de las naciones” ha sido acogida por algunos como una
oportuna explicación de la crisis de nuestro sistema político. Es una tesis
sugerente, aunque discutida por algunos historiadores de la economía. Lo cierto
es que se trata de una tesis mediáticamente agradecida al identificar culpables
definidos. Y tiene además el mérito de la “parsimonia” con la que se encuentran
cómodos algunos científicos sociales cuando tratan de interpretar fenómenos
colectivos: la explicación se presenta como más convincente cuanto más sencilla
—o más simplista— es.
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