La monedad común no debe favorecer los intereses de ningún país en especial
Juan Carlos Rodríguez Ibarra / El País
La pasada cumbre Unión
Europea-Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), celebrada en
Santiago de Chile los días 26 y 27 de enero, ha dejado algunos gestos y
declaraciones significativos para la reflexión. En primer lugar, ha quedado
patente la transformación experimentada por este tipo de reuniones, desde la
primera cumbre celebrada en Río de Janeiro en 1999, hasta la actual. En poco
más de una docena de años el cambio ha sido espectacular.
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