“¡Señor, no me hagas esto!”, exclamó Joseph Ratzinger al saberse
elegido Papa en abril de 2005. Muy a su pesar, aceptó. Pero al cabo de casi
ocho años las responsabilidades de su ministerio lo rebasaron. Sus
declaraciones y decisiones lo enemistaron con musulmanes y judíos; su
conservadurismo alejó a millones de fieles y provocó críticas dentro de la
Iglesia Católica; su aislamiento atizó las pugnas internas, de las que no
escaparon sus colaboradores más cercanos; y sus actos de contrición no bastaron
para aplacar los escándalos de pederastia sacerdotal que terminaron por marcar
su papado.
Leer más
No hay comentarios:
Publicar un comentario