El ruido y las nueces en la bancaria

Samuel García - El Sol de México

La reunión anual de los banqueros es, como pocas ocasiones en el año, un termómetro del clima financiero y empresarial que vive el país. Allí acuden dueños y ejecutivos de todo el sector financiero, pero también empresarios, funcionarios públicos y algunos políticos.

Como en toda reunión de su tipo y alcance, un asunto es la escenografía que se monta para las relaciones públicas del gremio, de los invitados y de quienes allí acuden; y otro asunto es la agenda, particular y gremial, que llevan los protagonistas a los encuentros y que marcarán los intereses y las negociaciones por venir.

En esta ocasión, la escenografía de la convención bancaria se pintó de optimismo. Era esperado. Al gremio de los banqueros le ha ido muy bien en los últimos años en México, como lo recordó López Obrador en su despedida, allí mismo, dejando entrever que los trató con guantes de seda. Pero sería injusto atribuir la buena racha bancaria al trato del gobierno. Muchos de ellos están enfrentando la mayor transformación global de su negocio, con buenos resultados.

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