- La crisis bancaria y las encuestas al sector revelan que el daño ya está hecho
- Los datos de PIB y PMI muestran una realidad que tiene los días contados
- La banca central no puede hacer nada mientras que el IPC subyacente siga alto
Vicente Nieves - elEconomista.es
Durante los años de políticas monetarias expansivas (bajos tipos y grandes estímulos), se acusó a la economía financiera de vivir en una realidad paralela a la de la economía real. Las bolsas y los bonos tocaban niveles de récord, los tipos de interés eran históricamente bajos y la tensión bancaria era inexistente. Por el contrario, durante ese periodo, la economía real apenas crecía, los sueldos estaban estancados y el mercado laboral no terminaba de carburar. Hoy, la situación parece haberse revertido, algo que en principio podría parecer incluso positivo. Si la economía real funciona, qué más da la financiera, se preguntarán muchos ciudadanos. Hoy, la economía es aparentemente fuerte, los sueldos están subiendo (aunque los consumidores pierden poder adquisitivo) y los mercados laborales presentan unos datos sólidos. Sin embargo, las cañerías financieras están al borde del colapso. ¿Puede sobrevivir la economía real sin la ayuda de la financiera?
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