Por Luis Miguel González - El Economista
¿Tendrá éxito el Corredor Transístmico? La idea parece tener sentido: crear un camino logístico que una el Océano Pacífico con el Golfo de México. Ir de Salina Cruz a Coatzacoalcos a través de vías férreas y carreteras. Impulsar 10 polos de desarrollo regional en Oaxaca y Veracruz, una zona que necesita inversiones y un plan para cerrar la brecha que las separa del norte de México. Ofrecer estímulos fiscales para detonar un área geográfica que, aunque está deprimida, tiene ventajas naturales y logísticas para convertirse en una región altamente productiva.
El proyecto fue presentado a principios de sexenio, como parte de un póker de obras emblemáticas del presidente López Obrador. El corredor es “hermano” de la Refinería Dos Bocas; del Tren Maya y del Aeropuerto Felipe Ángeles. Es hermano, pero es el “más listo” de la familia. No nace de una cancelación multimillonaria, como el AIFA. No implica una enorme destrucción medioambiental, como el Tren Maya. No es un homenaje al Siglo XX, una forma de pedir al tiempo que vuelva, como es la refinería. Es algo que tiene sentido en la tercera década del siglo XXI y en los años por venir.
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