Jorge Zepeda Patterson - Diario de Yucatán
Antes de hacer cualquier consideración geopolítica o de revisar la crisis de Ucrania a la luz de lo que podría significar para México, habría que poner por delante la enorme tragedia que representa en términos de dolor humano, ahora e incluso mucho después de que políticos y militares lo den por “terminado”.
Millones de iraquíes y sus vecinos siguen pagando el precio de la intervención en aquel país; los Balcanes no acaban de cicatrizar odios y desarraigos sembrados hace treinta años; y los migrantes sirios y armenios han sido actores de una sufriente diáspora, por mencionar algunos casos.
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