Los economistas denominan cisnes negros a aquellos eventos inesperados que cambian el rumbo de las cosas. Así ocurrió en la última década con la crisis de las hipotecas subprime, que provocó la mayor recesión desde el 29, o con la pandemia, que desencadenó movimientos telúricos en las bolsas y en la economía mundial.
La frecuencia de estos eventos inesperados, que solían producirse cada varias generaciones, aumentó con la mejora de las comunicaciones y la volatilidad y velocidad con que se suceden los cambios políticos, económicos o sociales en la actualidad.
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