- Caos y confusión mientras las familias buscaban entre los restos, no hay respuestas y menos culpables que se escudan en la política
APRO
La negligencia, falta de mantenimiento y hasta arrogancia política fueron las causas de la tragedia de la Línea 12 del metro en la CDMX. Especial / EL DIARIO
Qué dolor. Qué rabia. Qué impotencia. Presenciar el colapso del Metro, las familias desesperadas en busca de quienes no encuentran, la precariedad de ser pobre en un país donde se paga un costo tan alto por serlo.
Algo se partió el lunes y no sólo fue la Línea Dorada; también se quebró la esperanza de que un gobierno de izquierda no reproduciría los viejos vicios que arrastra la obra pública desde hace años.
Problemas de mala planeación, problemas de mal mantenimiento, problemas de corrupción. Ahí enquistados en el Paso Express, el Tren México-Toluca, el NAIM, los segundos pisos, y quizás prefigurados en las magnas obras de este sexenio como el Tren Maya, Santa Lucía y Dos Bocas. Diferentes administraciones demostrando los mismos vicios que dejan tras de sí obras caras o inconclusas, o caprichosas o peligrosas.

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