- El presidente de EE UU encarna un proyecto revolucionario cuyo objetivo es impulsar un cesarismo sin intermediaciones institucionales que confunda a América con su líder
El populismo no ceja en su avance. Lo demuestra Estados Unidos, que vive la primera revolución populista del planeta. Lo hace bajo el cesarismo de Donald Trump y a impulsos de ese Midwest evangelista y blanco que vive devastado por el resentimiento antiliberal y que se asemeja a una especie de agujero negro político que amenaza con deglutir la cultura democrática que permanece fuertemente arraigada en las costas Este y Oeste del país.
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