- Tras años en los que pareció que se estaban erradicando definitivamente, las situaciones de miseria aumentan
El 14 de mayo de 2017 Maria Silva Nunes, una sexagenaria negra con gesto de agotamiento en la cara, cayó de la clase social más baja de Brasil a la pobreza extrema. Era el Día de la Madre y su familia, con la que llevaba una vida precaria en Heliópolis, la favela más poblada de São Paulo, se iba a reunir por una vez para celebrarlo. Estaban sus tres hijas: la enfermiza que aún vivía con ella, la que había empezado a tener hijos con 16 años e incluso la que está en la cárcel, que disfrutaba el tradicional indulto de 24 horas que el Gobierno brasileño concede a las mujeres presas el Día de las Madres.
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