- La crisis institucional brasileña está lejos de cerrarse y ha llegado la hora de las definiciones. Se enfrentan dos visiones, la de aquellos que insisten en aferrarse al poder y la de quienes consideran que es el tiempo de un gran pacto social
Uno de los graves problemas de América Latina es su debilidad institucional. Salvo pocas excepciones —Uruguay, Chile y Costa Rica—, el gobierno de las leyes es eclipsado por el de los hombres. La voluntad personal o el interés son prioritarios, debilitando la credibilidad social en la justicia y en la democracia. Los populismos son, en gran parte, la consecuencia de esa debilidad, y la arbitrariedad en el manejo del Estado un factor que desilusiona primero e indigna después. No es extraño que la justicia se transforme en un instrumento de la política, desequilibrando la balanza a favor de algunos, o mirando a través de venda, haciendo trampa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario