Luis Rubio - El Siglo de Torreón
De la “dictadura perfecta” México pasó a la “democracia imperfecta”. En las últimas décadas, el viejo sistema se colapsó pero no desapareció: si bien hoy hay elecciones regulares que son impecables en su manejo y administración (independientemente de que un candidato y su partido las dispute), México está lejos de ser una democracia funcional, eficaz y al servicio de la ciudadanía. Las consecuencias de esa nueva realidad son palpables.
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