- Los ministros de Exteriores de la UE se reúnen de urgencia en Luxemburgo este lunes
- La Guardia Costera italiana ha rescatado a 28 personas con vida y 24 cuerpos
- La llegada de inmigrantes irregulares a Europa se triplica en 2015
PABLO ORDAZ / Roma / El País
Hace falta un número grande y redondo, ¿400, 500, 600…?, imposible de soslayar entre las noticias de corrupción y los goles de la jornada, para que las autoridades no tengan más remedio que sentirse aludidas y, ahora sí, de verdad, anuncien un plan conjunto, coordinado, capaz o casi de frenar la muerte de personas —inmigrantes solo son durante un periodo de su vida y porque no tienen más remedio— en el Mediterráneo. Pero la tragedia que ayer despertó a Europa —un viejo barco ocupado por unos 700 africanos vuelca frente a las costas de Libia y solo es posible salvar a 28 y recuperar 24 cadáveres— es un eslabón más de una larga cadena de sufrimientos: un millar de muertos en los últimos días, 3.200 entre hombres, mujeres y niños durante el pasado año; cientos de ataúdes —muchos de ellos blancos— colocados en un hangar del aeropuerto de Lampedusa en octubre de 2013. A la espera de que las viejas promesas se conviertan en realidad, los cementerios del sur de Italia siguen llenándose de tumbas sin nombre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario