El próximo inquilino
de la Casa Blanca se enfrentará a un país cuya economía crece a un ritmo
demasiado lento y que enfrenta amenazas como la debilidad de las exportaciones
o la cautela en la inversión empresarial. El posible despeño por el acantilado
fiscal o los posibles trastornos de la crisis de deuda europea podrían quitar
el sueño del que se convertirá en el presidente número 45 de la primera
potencia mundial.
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