lunes, 4 de agosto de 2025

Una salida 'decorosa' para Pablo Gómez

Serpientes y Escaleras

Salvador García Soto - Expreso

Como director de la UIF, en los cuatro años que ocupó ese cargo, nunca investigó ni documentó ningún tema de lavado de dinero, delincuencia organizada o narcotráfico de los principales cárteles mexicanos o de algún otro personaje político o empresarial involucrado en esos temas, pero eso sí, documentó con lujo de detalles las transferencias financieras de Genaro García Luna en 2023, cuando este ya llevaba cuatro años preso en Estados Unidos, contribuyendo al enjuiciamiento y sentencia del exsecretario de Seguridad en el gobierno del presidente Felipe Calderón.

Eso define y describe bien lo que fue su gestión al frente del área de inteligencia financiera del Gobierno mexicano: un ejercicio caracterizado por la politización y el manejo ideológico de lo que debía ser un área técnica y eminentemente de vigilancia al sistema bancario y financiero del país, además de seguimiento y documentación de las rutas del dinero sucio que manejan los grupos del crimen organizado y sus redes de protección política y financiera.

Por eso no fue sorpresa que, mientras el Departamento del Tesoro, a través de su FinCen, que es el equivalente a la UIF mexicana, tenía perfectamente detectados, investigados y mapeadas las actividades de lavado de dinero para los cárteles de la droga por parte de dos bancos mexicanos, Intercam y CiBanco, además de la Casa de Bolsa Vector, propiedad del exjefe de la Oficina de la Presidencia de la República, Alfonso Romo, en la Unidad que dirigía Gómez Álvarez ni siquiera se hayan enterado y mucho menos hayan recibido información o alertas del organismo estadounidense que claramente no confiaba en el trabajo de su contraparte mexicana.

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