Por: Federico Rubli Kaiser - El Economista
La semana pasada, a una pregunta sembrada en la mañanera, la presidenta Sheinbaum comentó que vale la pena discutir la conveniencia de otorgarle un mandato dual al Banco de México. Mencionó que el Banco podría contribuir directamente a reactivar el crédito y coadyuvar así al desarrollo económico y no concentrarse solamente en el mandato de controlar la inflación. Dentro de lo equivocado de sus argumentos, fue prudente al decir que está de acuerdo con la autonomía y que no hay planes de cambiar la Constitución y la ley del Banco… por ahora. Utilizó el ejemplo de la Reserva Federal (FED) estadounidense que tiene un mandato dual. Existen, a mi manera de ver, cuando menos tres argumentos que señalan el inconveniente del mandato dual para Banxico:
En primer lugar, los críticos dicen que Banxico debería cooperar a la reactivación del crédito para impulsar el crecimiento, otorgando crédito a bancos, la banca de desarrollo y, a la pequeña y mediana empresa. Además de que Banxico no tiene los instrumentos para ello, no debe ser un participante directo en el mercado de fondos prestables. Ello entraría en conflicto con su función de regular la liquidez. Estos críticos deberían preguntarse por qué el crédito en la economía es tan bajo y no contribuye al desarrollo. La razón es por la inseguridad, falta de certeza, incumplimiento de los contratos y derechos de propiedad, la alta informalidad y la baja inclusión financiera. Banxico no puede hacer nada para corregir esos factores en forma directa. Por eso, una y otra vez, Banxico repite su mantra de que “la mejor contribución al desarrollo que puede hacer el banco central es perseverar en la estabilidad de precios”, es decir, que la inflación sea baja y estable.
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