Mario Maldonado - Sonora Presente
Los “tropiezos” de Morena en las elecciones de Durango y Veracruz volvieron a encender los ánimos de los partidos políticos de oposición, los cuales, si bien no se encontraban aniquilados, como lo ha querido hacer ver el oficialismo, sí estaban disminuidos moralmente, con corrientes y liderazgos disímbolos, y con la incertidumbre de hasta cuándo el partido que fundó Andrés Manuel López Obrador los seguiría arrollando electoralmente.
Al parecer, este último cuestionamiento se respondió el pasado 1 de junio con los tropezones (Rocío Nahle dixit) que tuvo el partido en las elecciones. En Durango, Morena perdió votantes respecto de la elección pasada y su candidato en la capital, José Ramón Enríquez, quedó en la tercera posición, por debajo de la alianza PAN-PRI que ganó la plaza con José Antonio Ochoa, y de Movimiento Ciudadano que se posicionó como segunda fuerza política. Morena logró quedarse con la segunda ciudad más poblada de aquel estado, Gómez Palacio, pero no pudo hacerse de Lerdo, que resultó la tercera plaza con mayor número de votantes. De 18 municipios que gobernaban hasta antes del proceso, se quedaron con sólo 15 plazas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario