Serpientes y Escaleras
Salvador García Soto - Expreso
La tarde del jueves, procedente de Washington DC, llegó a México el nuevo embajador de los Estados Unidos, Ronald Douglas Johnson. El coronel del Ejército estadounidense, quien fuera también "Boina Verde" de fuerzas especiales y exagente de la CIA, viene con el mensaje claro y contundente de que la prioridad para la administración de Donald Trump es la inseguridad y la violencia del narcotráfico mexicano, catalogado ya como "terrorismo" por las leyes estadounidenses.
Y aunque en su primera actividad en el país, la mañana del viernes 16 el nuevo embajador decidió visitar el santuario guadalupano en el cerro del Tepeyac, como un mensaje de acercamiento y empatía al pueblo de México, los antecedentes, el perfil y la formación de Ronald Johnson no dejan lugar a dudas de que será un embajador duro, sin dejar de lado la diplomacia y las formas políticas, pero en esencia un "súper policía" o más bien un "halcón" de los intereses de su país y particularmente de las prioridades del presidente Trump en la relación bilateral con México.
Para nadie es un secreto que la designación de Johnson como embajador en México viene precedida de la actuación que tuvo en El Salvador durante el primer periodo presidencial de Trump, en donde el oficial retirado del Ejército y experto en inteligencia para la CIA, jugó un papel protagónico en la estrategia para golpear, desarticular y encarcelar a las violentas pandillas de la Mara Salvatrucha y sus conexiones con el narcotráfico que sumieron a la nación centroamericana en la inseguridad y la violencia durante décadas, sometiendo incluso a gobiernos y presidentes que, por indolencia, complicidad o de plano incapacidad, dejaron crecer a las organizaciones criminales violentas que aterrorizaban a la población.
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