Samuel García - El Sol de México
La presidenta Claudia Sheinbaum se enfrenta a una decisión que marcará su gobierno: Generar o no las condiciones suficientes para que los capitales privados inviertan en proyectos energéticos en el país.
Vayamos por partes. La inversión en México alcanzó en 2023 un nivel no visto desde 2016. A finales del penúltimo año de López Obrador la inversión total representó 25.0% del PIB, impulsada por las grandes obras de infraestructura en el sureste y por el dinamismo del comercio exterior que impulsó la construcción industrial.
Sin embargo, 2024 cerró con una inversión de 24.8% del PIB en medio de una importante desaceleración de la inversión, con una caída de la inversión pública de -15.6% en términos anuales en el último trimestre del año y de -0.8% en la inversión privada.
La caída no se ha detenido. Esta semana INEGI publicó que en febrero la inversión cayó 6.0% en comparación anual con cifras desestacionalizadas, mientras que, con cifras originales, la inversión privada se contrajo -5.7% anual, y la pública lo hizo en -24.0%, arrastrada por la caída en las obras de construcción.
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