Mario Maldonado - Sonora Presente
Donald Trump es el tipo de negociador al que le gusta estirar la liga hasta el final, con el riesgo de romperla. Ese es su método para obtener más de lo planeado. Conocedor del mundo del juego y de los casinos, no está acostumbrado a perder. Para él, la casa siempre gana y esta vez la Casa (Blanca) es el gobierno que encabeza. La apuesta, sin embargo, es muy grande: Trump contra el mundo: México, Canadá, China, la Unión Europea. ¿Qué puede salir mal?
Esa es la pregunta que la mayoría de los gobiernos y líderes mundiales, a quienes Trump ha amenazado con aranceles y otras represalias, intentan responder. No solo por lo que la impulsividad del presidente de Estados Unidos causaría en las cadenas de suministro y las economías del mundo, sino cómo van a reaccionar ante las bravatas del empoderado mandatario republicano.
Ayer publiqué, con información de personas cercanas al gabinete de la presidenta Claudia Sheinbaum, que el gobierno mexicano está cierto en que las amenazas de aranceles de Donald Trump se harían la realidad, incluso a costa de las empresas y consumidores estadounidenses, y pese a los esfuerzos por complacer a una errático mandatario.
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