Manuel Somoza - Milenio
No cabe duda de que el común denominador de los mercados accionarios es la volatilidad y los cambios drásticos sobre las expectativas. Eso es lo que sucedió a escala mundial, pero se entiende mejor si nos referimos a los mercados bursátiles más desarrollados, los de Estados Unidos, que, por ser los más grandes y profundos, lo que sucede en ellos tiene implicaciones globales.
Hace dos semanas todos festejaban que la economía de EU crecía muy por arriba de lo estimado, lo cual se confirmó con un PIB que creció 2.8% en el segundo trimestre, cuando se esperaba una cifra cercana al 2%. Además existía optimismo generalizado, ya que los mercados daban una probabilidad muy alta a que la Fed bajara la tasa en la reunión de septiembre.
Esto también cambió la opinión de los inversionistas que, durante cerca de dos años pensaban que las malas noticias económicas eran buenas para los mercados y viceversa, ya que las malas harían que la Fed fuera proclive a bajar la tasa y las buenas harían que no quisiera bajar.
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