- Xóchitl Gálvez llevaba material para intentar un nocaut y hacer caer a Claudia Sheinbaum, pero no fue capaz de golpearla con fuerza.
Raymundo Riva Palacio - El Financiero
Xóchitl Gálvez encontró en la paja en el ojo ajeno la salida fácil a su mala gestión durante el primer debate presidencial. Ayer acusó en la Universidad Iberoamericana que el formato del debate que diseñó el Instituto Nacional Electoral fue un “desastre” y que cambiaron las reglas acordadas, incluidas preguntas que no tenían previstas. Su queja es compartida por sus adversarios, que también sufrieron por los problemas de comunicación entre los consejeros o decisiones unilaterales que alteraron los acuerdos alcanzados entre ellos y los equipos de campaña.
Pero la evidente incompetencia de los consejeros electorales, no en la arquitectura del debate, que es similar al que realizó con éxito el Instituto Electoral de la Ciudad de México a mediados de marzo por la Jefatura de Gobierno, sino en su ejecución final, no justifica el tropiezo de Gálvez. Claudia Sheinbaum y Jorge Álvarez Máynez padecieron de lo mismo, pero la percepción sobre cómo transitaron es completamente contraria a la de Gálvez.
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