- Hemos visto que, en un sentido, el debate del pasado domingo fue un total fracaso. Y lo fue porque no nos ofreció una radiografía de los proyectos y personalidades de quienes aspiran representarnos.
INE. Organizador del debate. Foto: Miguel Dimayuga
Por Antonio Salgado Borge* - Proceso
Los debates presidenciales deben, como mínimo, ofrecer una radiografía de lo que está en juego a través de los proyectos y personalidades de quienes aspiran representarnos. El debate del domingo pasado ni siquiera generó esta radiografía.
Un formato rígido y una división en distintos bloques con tiempos breves dio pie a que Claudia Sheinbaum, Jorge Álvarez Máynez y Xóchitl Gálvez recetaran generalidades huecas y ataques patioescolares a sus rivales. Esto fue lo que planearon y lo que nos entregaron.
Sin embargo, el primer debate entre aspirantes a la presidencia terminó por ofrecernos otro tipo de radiografía. En concreto, este ejercicio puso de manifiesto dos aspectos de la contienda que trascienden candidaturas, partidos e ideologías.

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