Entre sectores políticos opositores que se entusiasmaron con el efecto mediático de la senadora panista/no-panista Xóchitl Gálvez Ruiz se ha asentado ya el pesimismo ante la incapacidad de la feliz agraciada para repuntar expectativas e inclusive algunos comienzan a pensar –nada más pensar– que el presidente López Obrador le puso una trampa a la oposición fabricándole en la mañanera la precandidatura de Xóchitl.
Pero el desencanto pudiera estar ocultando el principal problema que enfrenta la coalición opositora de partidos, activistas, organizaciones civiles y ciudadanos: la ausencia de un verdadero proyecto alternativo de la oposición y a la carencia de liderazgos cohesionadores que garanticen la seriedad de la propuesta. Personalidades del INE, la Corte, la UNAM, la crítica en medios y sobre todo una corriente progresista dentro del PRI se entusiasmaron con Xóchitl, pero ya se dieron cuenta de que no hay cantera real para disputarle la presidencia a Morena.

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