Bernardo Barranco - Periódico La Jornada
Con rifle en mano, Eduardo Verástegui lanza advertencia a “terroristas de la Agenda 2030, del cambio climático y de la ideología de género”. El posible candidato independiente a la Presidencia descargó 22 impactos amenazantes en un blanco. Verástegui, cabeza más visible de la ultraderecha religiosa en México, no sólo ganó el repudio de usuarios con su video, sino desnudó su talante violento y autoritario propio de los extremistas radicales. ¿El discurso de odio y la apología de la violencia son impropios de un aspirante a dirigir el destino del país?.
Con Verástegui, la vieja derecha sale del clóset. “La familia, Dios y la patria”, un eslogan preñado de teocracia. De un catolicismo rancio, intransigente y revanchista. El apuesto Verástegui renueva los rostros adustos y roídos de los personajes tradicionales de la ultraderecha mexicana. Me refiero a Serrano Limón, Bernardo Ardavín, José Barroso Chávez, los Abascal Carranza, entre muchos. Personajes francamente tediosos, malhumorados y entumecidos. Verástegui viene a renovar. Es una nueva generación planetaria de una ultraderecha que mantiene un viejo discurso bajo nuevo ropaje.
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