- El ‘nearshoring’ sigue siendo una gran oportunidad para cambiarle el rostro a México, pero si no se resuelven los obstáculos su efecto será limitado.
Enrique Quintana - El Financiero
Imagen: Pedro Pardo/AFP/Getty Images
Hace un par de años, hablar del nearshoring era una excentricidad.
Solo uno que otro informado estaba al tanto de las discusiones que ya ocurrían en diversos consejos de administración de grandes empresas, considerando la posibilidad de salir de China, o bien localizar en otros puntos las futuras inversiones.
Dos hechos habían sucedido. Primero fue la guerra comercial a través de la cual Trump castigó con aranceles una cantidad significativa de mercancías chinas; esto se extendió luego a un conflicto tecnológico.

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