José Blanco - Periódico La Jornada
La ausencia de bases populares en la construcción política del Estado emanado de la Revolución Mexicana terminó a la postre en el olvido de las reivindicaciones abanderadas por sus dirigentes. El curso histórico priísta de ese Estado consumó su tarea entregándolo a la caterva neoliberal en 1982, que no podía tener frente a sí bases populares organizadas para frenarlos.
El pueblo recuperó en 2018 una importante representación política, pero ese recurso puede ir diluyéndose, a menos que la historia le sirva de lección política; con su diversidad, el pueblo debe cobrar presencia sustantiva en la conformación del poder político en todos sus niveles, para empujar reformas estructurales y mantener políticas públicas en beneficio de las mayorías. Sacar de la pobreza a millones de mexicanos no será posible sin el concurso permanente del pueblo de México en las instituciones del Estado.
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