miércoles, 12 de octubre de 2022

LÓPEZ OBRADOR NO ES BUKELE, PERO…

  • Tras 80 años de subordinación al entramado político-jurídico, la lealtad de los militares a la Constitución mexicana realmente existe

Jorge Zepeda Patterson - El País

Andrés Manuel López Obrador, presidente de México, en una conferencia de prensa el 10 de octubre pasado. ISAAC ESQUIVEL (EFE)

Entre las muchas razones para explicar el giro del presidente Andrés Manuel López Obrador en favor de las Fuerzas Armadas, hay una que la derecha explota insistentemente en las redes sociales: se trata, afirman, de un paso para estar en condiciones de dar un golpe de Estado y alargar su mandato si es que falla la vía legislativa para lograrlo. Un pensamiento embriagante para los críticos, siempre atentos a recoger todo aquello que sirva para satanizar al mandatario. Sin embargo, se trata de una elucubración difícilmente sostenible desde la propia lógica obradorista.

Es verdad que no puede descartarse que, al convertir al Ejército en compañero de viaje de su proyecto, el presidente consiguió una ventaja política adicional: eliminar el riesgo de que, a su vez, la derecha utilizara a los militares para sacarlo de Palacio si las cosas se ponían al rojo vivo. Atrayendo a los generales, López Obrador conjuraba automáticamente el riesgo de un Pinochetazo. A alguien que pierde el sueño con cada nota de Loret de Mola, quitar a los soldados del enlistado de las fuerzas del mal debió otorgarle un enorme sosiego.

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