Rolando Cordera - Periódico La Jornada
No hay manera de eludir los bandazos de la economía global, menos cuando la nuestra es una abierta al mundo y al mercado. En ella, bajo las órdenes de la doctrina y el poder concentrado, prácticamente todas las operaciones relevantes de las finanzas, el comercio o la inversión foránea se desarrollan con la más amplia libertad y conforme a las nerviosas señales de los mercados.
Las agarraderas nacionales o estatales para poder, o querer según sea el caso, hacer frente a los desajustes mayores de la maquinaria económica que, en muchos casos, tienen origen foráneo o fueron contaminados por las convulsiones del entorno global, suelen ser lentas y poco imaginativas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario