León Bendesky - Periódico La Jornada
El presupuesto para 2023 entregado recientemente por la Secretaría de Hacienda al Congreso está configurado en un complicado escenario económico y político.
El documento es, por su naturaleza, de carácter técnico; proyecta las intenciones y acciones en materia de los ingresos y el gasto de los recursos del sector público.
Pero no es sólo un instrumento administrativo y es erróneo tratarlo así. Es una declaración explícita de las opciones sobre las fuentes y los usos de los recursos que tiene repercusiones financieras, productivas y sociales de corto, mediano y largo plazos. Cada una de las cifras que indican el origen y el destino de los recursos públicos para el año presupuestal expresa una decisión de poder emanada del Ejecutivo y que se avala en el Congreso.
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