- La decisión de colocar a la Guardia Nacional bajo el control de la Secretaría de la Defensa ha desatado una intensa polémica
Elementos de la Guardia Nacional en San Cristóbal de las Casas, Chiapas, el 16 de junio de 2022. NAYELI CRUZ
Jorge Zepeda Patterson -México - El País
La iniciativa del presidente Andrés Manuel López Obrador de colocar a la Guardia Nacional bajo control de la Secretaría de la Defensa y en esa medida entregar la seguridad pública a los militares, ha desatado una intensa polémica. Para efectos de claridad, convendría desdoblar esta polémica en tres: primero, la forma, al utilizar un recurso jurídico debatible en sí mismo; segundo, el fondo, por las muchas implicaciones que supone militarizar a la policía; y tercero, las consideraciones éticas de un cambio de posición con respecto a lo que el presidente había sostenido como candidato.
Uno, la forma de hacerlo, o la judicialización de la política. Imposibilitado de cambiar la Constitución, el presidente está utilizando vías jurídicas alternas para ganar tiempo o imponer en los hechos sus posiciones, sea el cambio de política energética, la construcción del tren maya o, ahora, la mudanza de la Guardia Nacional a la Sedena. En su lógica, López Obrador entiende que sus adversarios han utilizado los resquicios de la ley para detener sus obras, recurriendo a amparos disfrazados de argumentaciones ambientales o derechos de terceros. El presidente asume que si ellos hacen un uso faccioso de leyes y tribunales para detener los cambios, él está moralmente habilitado para recurrir a vías legales paralelas con tal de hacerlos posible. En estricto sentido, al emitir decretos y leyes secundarias está haciendo uso de sus atribuciones y afirma que, si en su momento, la Suprema Corte encuentra que son anticonstitucionales, él acatará la ley. Y si bien cabría preguntarse si es ético poner en marcha algo que explícitamente es contrario a la Constitución (como es el tema de la Guardia Nacional), AMLO responderá que hay un mandato superior, el bien del pueblo, al que apuntan sus obras y acciones. Razón o sinrazón, como usted lo mire.

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