- El aumento del uso de sanciones financieras por parte de los países occidentales como arma de guerra ha creado un nuevo incentivo para que China y otros países exploren formas de minimizar el impacto futuro de medidas similares contra ellos. Las consecuencias a más largo plazo para el sistema financiero mundial podrían ser de largo alcance.
Howard Davies - El Economista
LONDRES.– Frente a los horrores de la invasión de Ucrania por parte de Rusia, y conscientes de las opciones militares limitadas con las que cuentan, los gobiernos occidentales entendiblemente desplegaron su arsenal económico y financiero. Esas sanciones han sido impuestas a países díscolos antes, por supuesto, con éxito variado, pero nunca con el mismo alcance que hoy en el caso de Rusia.
Específicamente, Estados Unidos y sus aliados incautaron gran parte de las reservas en moneda extranjera del banco central ruso, y cortaron el acceso de algunos bancos rusos al sistema de mensajes financieros SWIFT para transacciones internacionales. El mundo ha aprendido una nueva palabra –“deswifteo”– y el sistema financiero ha sido utilizado como un arma como nunca antes.
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