Serpientes y Escaleras
Salvador García Soto - Expreso
El peor escenario para el país, en caso de una ausencia presidencial definitiva, no depende del mecanismo diseñado para la sustitución del presidente, que está perfectamente claro en la Constitución. Lo que podría complicar seriamente la estabilidad y la gobernabilidad del país, en caso de faltar el titular del Ejecutivo, es la inexistente institucionalidad en Morena y los fuertes pleitos y enfrentamientos internos en la 4T que, si con López Obrador en vida son intensos, sin el caudillo que es el único elemento que cohesiona a corrientes antagónicas del morenismo, se convertirían en guerras tribales por el control del poder y del movimiento que quedaría acéfalo.
Casi todos los análisis internos de la 4T apuntan a que Adán Augusto sería el “sustituto natural” de Andrés Manuel López Obrador si éste llegara a faltar de manera absoluta en la Presidencia, incluso por encima de Claudia Sheinbaum a quien no le ven posibilidades. También descartan a Marcelo Ebrard como sustituto y en cuanto a Ricardo Monreal, a estas alturas, aun cuando sigue siendo líder del Senado, ya ni siquiera lo ven como aspirante al 2024, mucho menos como una opción para presidente sustituto.
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