Columna Digital
En la cumbre climática COP26 del pasado mes de noviembre, cientos de instituciones financieras declararon que pondrían a trabajar billones de dólares para financiar soluciones para el cambio climático. Sin embargo, una barrera importante se interpone en el camino: el sistema financiero del mundo en realidad impide el flujo de financiación a los países en desarrollo, creando para muchos una trampa financiera mortal.
El desarrollo económico depende de inversiones en tres tipos esenciales de capital: capital humano (salud y educación), infraestructura (electricidad, digital, transporte y urbana) y negocios. Los países más pobres tienen niveles más bajos por persona de cada tipo de capital y, por lo tanto, también tienen el potencial de crecer rápidamente si invierten de manera equilibrada en cada uno de ellos. Hoy en día, ese crecimiento puede y deber ser verde y digital, evitando el crecimiento sumamente contaminante del pasado.
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