Serpientes y Escaleras
Salvador García Soto - Expreso
Con el Ejército mexicano y la Secretaría de Marina avanzando cada vez más en labores de gobierno y administrativas que, por ley y tradición siempre realizaron civiles en el país, el presidente Andrés Manuel López Obrador insiste en que no hay un “fantasma de militarización” en su administración, aun cuando soldados, generales y almirantes controlan ya varias áreas sustantivas del gobierno civil que van desde la construcción de obra pública, hasta la administración de vacunas contra el Covid-19, pasando por el control y manejo de los Puertos Mercantes, las Aduanas fronterizas, el Banco del Bienestar, el combate al robo de hidrocarburos y custodia de pipas de Pemex, Programa Sembrando Vida y, por supuesto, la seguridad pública.
Si a eso se suma que las Fuerzas Armadas, en su conjunto, hoy gozan del mayor presupuesto público de la historia con 148 mil 033 millones de pesos –el doble de los 75 mil millones que tuvieron en el último año de Peña Nieto-, que el próximo año les aumentarán 50 mil millones de pesos más para el manejo de la Guardia Nacional, que dejará de ser una policía “civil”, al menos en la ley, para convertirse en un cuerpo de policía militar, y que ahora el Ejército y la Marina también tendrán sus propios ingresos financieros por la administración de Aeropuertos,
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