Pedro Miguel - Periódico La Jornada
Desde luego, hay personas honorables, como en todo conjunto humano. Algunas habrán firmado el manifiesto oligárquico del 31 de enero porque están saturadas de desinformación; otras, porque han desarrollado una aversión visceral al lopezobradorismo y algunas más, para evitarse una diferencia con sus amistades. Pero me dirijo a los que urdieron, redactaron y financiaron la publicación: el empresario equis y sus tres o cuatro colegas, el manojo de ex funcionarios que languidece lejos del presupuesto y los que alguna vez se soñaron grandes de las letras, las artes y las academias y a quienes la realidad ha evidenciado como meros bufones mediáticos que ni siquiera son capaces de redactar un desplegado con decoro sintáctico.
Ustedes dicen ser claros en su exhorto a vencer en las urnas a la coalición oficialista de Morena y sus partidos satélites, pero son oscuros y taimados en su inducción al voto por el PRIANRD; apelan al concurso de múltiples y diversos actores pero defienden un programa político de un solo punto: acabar como sea con la Cuarta Transformación; pretenden marear con el noble propósito de construir una sociedad basada en derechos cuando en treinta y tantos años han destruido los derechos para engatusar con el sucedáneo de las oportunidades; proponen rencauzar los cambios hacia la profundización de la democracia, fortaleciendo la transparencia, la rendición de cuentas y la participación ciudadana, pero quieren reinstaurar en el poder político a los mapaches y alquimistas, a los que se enriquecieron con partidas secretas y a quienes durante décadas excluyeron de toda participación en los asuntos públicos al grueso de la sociedad.
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