- Los gobiernos utilizan sus aparatos de contrainteligencia para vigilar y detectar a aquéllos que con sus acciones socavan al gobierno, comenta Raymundo Riva Palacio.
Raymundo Riva Palacio - El Financiero
Los conflictos entre la secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, y el consejero jurídico de la Presidencia, Julio Scherer, se arrastran desde antes de iniciar el gobierno de Andrés Manuel López Obrador. Desde la transición habían entrado en conflicto por el manejo de la política interna, que el Presidente electo no definía aún con claridad quién llevaría. Poco tiempo pasó para que trazara las líneas de trabajo, dejando a Sánchez Cordero la relación con la Suprema Corte de Justicia y los gobernadores, salvo con Claudia Sheinbaum, la jefa de Gobierno de la Ciudad de México, que le encargó el presidente a Scherer, a quien además responsabilizó del resto de la política interna. El frágil equilibrio en esa distribución que siempre se empalmaba terminó por romperse, y desde octubre el Presidente viene pensando en el relevo de la secretaria, sin decidirse todavía.
No hay comentarios:
Publicar un comentario