- A pesar de los sucesivos escándalos, la industria mundial de la cibervigilancia, apoyada por algunos intermediarios con muy buenos contactos, sigue proporcionando a México tecnologías cada vez más invasivas. Varios periodistas han sido blanco de estos instrumentos, sin que ningún responsable mexicano haya sido cuestionado. Veracruz, estado que cuenta con el mayor número de periodistas asesinados, incluso Regina Martínez, hasta instauró una unidad de espionaje ultra equipada, que tenía en la mira a esta profesión.
Redacción AN / MDS
(Ilustración: Sebastien Bianco; fotos: Forbidden Stories, Hacking Team Leak y Cuartoscuro)Por Cécile Schilis-Gallego
Traducción: Cristina L’Homme y Marilú Ortiz de Rosas
El mensaje pasó inadvertido, pero oculta una operación de vigilancia de muy alto nivel, con tecnología de punta. O, al menos, ese era el plan. En la primavera de 2016, el periodista mexicano Jorge Carrasco acaba de pasar varios meses investigando los Panama Papers para la revista Proceso. Estando en plena faena, investigando a los clientes mexicanos del tristemente célebre bufete panameño Mossack Fonseca, recibe un mensaje de texto de un número desconocido: “Buena tarde Jorge, paso a compartirte la nota que publica hoy Animal Político y parece importante retomar”. Y el mensaje viene con un enlace. “¿Quién eres?”, pregunta el periodista. El emisor no responderá jamás.

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