Raymundo Riva Palacio - El Financiero
El 12 de octubre, la Jefatura de Oficina de la Presidencia publicó un comunicado de prensa que pasó desapercibido, pese a la gravedad del tema que advertía. El jefe de la Oficina, Alfonso Romo, afirmaba que había sido notificado que terceras personas se habían hecho pasar por él y por miembros de su equipo de trabajo, para pedir dinero a cambio de “diversos fines”. Un mes antes, en respuesta a Carlos Salazar, presidente del Consejo Coordinador Empresarial, la secretaria particular de Romo, Regina Sada, abordó el tema en los mismos términos del comunicado. Es decir, la alerta de lo que estaba sucediendo llegó, y debieron tomar acciones. Sin embargo, no fructificaron. Algo se estaba pudriendo en algún lado de Palacio Nacional, porque continuaron las extorsiones.
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