Raymundo Riva Palacio - El Financiero
La comunicación política está fundamentada en cómo se dicen las cosas para que tenga un impacto negativo menor. Durante mucho tiempo, por ejemplo, la palabra “devaluación” provocó reacciones entre los mexicanos que convirtieron los ajustes en el tipo de cambio en crisis. Eso pasó en “el error de diciembre” en 1994, cuando el gobierno de Ernesto Zedillo depreció 15% el peso frente al dólar, pero por la forma en como se explicó, causó pánico y el tipo de cambio se disparó de 3.4 pesos por dólar, a 7.20. Como decía Pedro Aspe, secretario de Hacienda del presidente Carlos Salinas, en México, las devaluaciones son sicológicas. Este jueves vimos lo contrario. Hay que tener miedo a las palabras para no atemorizar.
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