domingo, 23 de febrero de 2020

LOS COSTOS DE NO HACER

Luis Rubio - El Siglo de Torreón
Cuenta el anecdotario que el presidente Adolfo Ruiz Cortines tenía un escritorio completamente limpio, con la excepción de dos charolas: la primera decía “problemas que se resuelven solos” y la segunda “problemas que se resuelven con el tiempo”. Esa filosofía de la política permitió mantener la paz a lo largo del tiempo, pero no evitó el colapso. Como tantos momentos de nuestra historia -y la del mundo-, las cosas funcionan hasta que dejan de hacerlo. El porfiriato funcionó por algún tiempo, pero luego se colapsó; el desarrollo estabilizador le dio al país algunas décadas de acelerado crecimiento hasta que sus limitaciones inherentes lo acabaron por hacer inviable. Las diversas repúblicas francesas vieron similar suerte, tal y como le ocurrió a la era de las reformas en las últimas décadas en México. Cada uno de estos ejemplos comenzó con grandes expectativas pero acabó agotado, en buena medida por la complacencia que generó. 

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