Los signos se obstinan en llevarnos a escenarios ominosos, irrumpa o no la recesión por todos tan temida. La declaración del secretario general de la ONU, António Guterres, en la frustrada reunión de Madrid de la COP25, de que las señales y amenazas del cambio climático ya no están en el horizonte sino a nuestra vista, resume la galaxia de calamidades con las que la comunidad internacional organizada no ha podido lidiar. Ni, al parecer, quiere hacerlo.
Estas asechanzas se acumulan para formar unos escenarios oscuros para lo inmediato, para mañana y desde luego para el año que implacable se abre paso.
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