- La oposición mexicana se ha convertido, paradójicamente, en la mayor fuente de legitimación de López Obrador
Como las corridas de toros, la ópera o los chongos zamoranos, el Gobierno del presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador no deja indiferente a nadie. Lejos de apaciguar polémicas, los datos de la realidad sirven para alzar la voz a favor o en contra con mayor intensidad que hace un año, cuando su llegada a Palacio Nacional infundía temor en unos y esperanza en otros. Hoy esos temores y esperanzas han sido reemplazados por la cólera documentada de los pesimistas y por el entusiasmo fundamentado de los optimistas, armados ambos con los argumentos rojos y negros que estos 12 meses ofrecen con prodigalidad.
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