lunes, 19 de agosto de 2019

HONG KONG SE RESISTE A SER CHINA

  • Las protestas en favor de la democracia en la antigua colonia británica reflejan un despertar de la identidad hongkonesa, que anhela libertad y democracia, frente al control dictatorial de Pekín
Jaime Santiriso - Pekín - El País
Hong Kong es una anomalía histórica. No solo por sus calles dedicadas a la monarquía británica, pobladas de rostros asiáticos, o sus famélicas construcciones verticales, sino porque Hong Kong es una ciudad libre, abierta y moderna pese a estar controlada por el régimen chino, la dictadura más poderosa del mundo. Las 11 semanas de protestas prodemocracia ilustran el choque entre dos sistemas políticos, una confrontación que se acrecienta bajo la amenaza de una intervención militar de Pekín.
La semilla del conflicto se remonta al momento en el que Hong Kong se convirtió en lo que es. En 1997, 156 años después, la colonia británica volvió a formar parte de China. En el acuerdo firmado por Zhao Ziyang y Margaret Thatcher en 1984 solo había una condición, que quedó escrita así: “Los actuales sistemas sociales y económicos permanecerán inalterados, así como su estilo de vida”.

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