viernes, 10 de mayo de 2019

EL DESASTRE DE CUAUHTÉMOC

Raymundo Riva Palacio - El Financiero
La vida en Morelos no vale nada. Por cinco mil pesos, un joven mató a dos personas, a plena luz del día, a un costado del Palacio de Gobierno en el centro de Cuernavaca. Era una apuesta –la muerte o la cárcel como alternativas opuestas– que jugó con la esperanza de huir. Fracasó en este intento, pero tuvo éxito para subrayar las condiciones de inseguridad en ese estado, donde el ecosistema de impunidad es parte del paisaje local. El gobernador Cuauhtémoc Blanco declaró estar muy enojado, en una reacción emocional. Tampoco hay que sorprenderse. Blanco llegó a la gubernatura no por su talento político, sino como parte de una manipulación de políticos para hacerse del poder, aprovechando la popularidad del exfutbolista, por quien se volcaron en las urnas. El desastre de Morelos, en ese sentido, es una culpa colectiva.

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