jueves, 18 de octubre de 2018

LA GRAN MUDANZA

“Por cada promesa hay un precio que pagar”. Jim Rohn

Sergio Sarmiento - El Siglo de Torreón
Andrés Manuel López Obrador no es el primer presidente que propone una descentralización. Adolfo Ruiz Cortines promovió en los años cincuenta su programa Marcha al Mar, en el cual, a pesar de su proverbial frugalidad, gastó 750 millones de pesos de aquel entonces. La idea era que un número creciente de mexicanos dejara el altiplano y se estableciera en la costa. Las tendencias demográficas del país, sin embargo, no cambiaron. Luis Echeverría tuvo no uno sino dos decretos de descentralización, en diciembre de 1971 y en julio de 1972. Su uso de la guayabera, que imponía a sus colaboradores, era una forma de señalar su cercanía a las zonas más tropicales del país, aunque él mismo permaneció en San Jerónimo, en la Ciudad de México, al terminar su gobierno. Su descentralización costó dinero, pero no tuvo ninguna consecuencia práctica-

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